como una daga rasgando lentamente mi piel,
con las manos atadas por burdos complejos,
y un deseo frustrado de escapar.
con la ansiedad de buscar cobijo,
de estas mis espinas,
rasgando mi cara y mis ojos
sabiendo que yo podría decir basta
sin el valor para decidir,
sin voluntad propia,
marioneta de la casualidad.
deseando que una explicación se manifieste
deseando que la verdad tome tu forma
busco alivio en mentiras que me sobrecondenan,
dejo poco espacio para el aire
y procuro alimentarme de desdicha y falsas espectativas
campo para terrores personales.
viernes, 27 de junio de 2008
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